A continuación un ensayo que escribí respecto a la muestra "Paraísos Ofrecidos" exhibida en el Museo El Eco. El Museo es propiedad de la UNAM y fue hecho en 1953 por el Arq. Alemán Mathias Goeritz . El ensayo consta de dos partes: en la primera, trato de darles un poco de backgroud sobre la misma y en la segunda narro la experiencia que viví a través de la visita.
Contexto (Por Tobías Ostrander, Curador)
Héctor Zamora, ubica su intervención artística titulada: Paraísos Ofrecidos. El artista ha llenado el patio central con una multitud de mini arquitecturas, castillos inflables de brillantes colores, arcos, montañas y rampas que normalmente son rentados para entretener a los niños en los cumpleaños u otras celebraciones familiares. Ha cerrado las entradas del Patio, negando el acceso; un gesto que transforma el espacio en una caja gigantesca, abierta al cielo, pero sellada a los lados y llena hasta el tope de estos juguetes enormes. El artista ha colocado un solo elemento en el interior del edificio una fotografía enmarcada, colgada sobre un muro negro, retratando los elementos desinflados en el patio, como formas planas arrugadas. Héctor hace una crítica referencial donde el gobierno ha invertido mucho en dramáticos espectáculos públicos, pistas de hielo, etc, eventos que han caracterizado a la actual administración presidencial y sus estrategias políticas. Este tipo de eventos ofrecen a un público cada vez más abrumado por el desempleo, la violencia, el narcotráfico etc, un paraíso de entretenimiento. Ellos evocan lugares de riqueza, viajes que son prácticamente imposibles a la mayoría de la población en México y como tal representan "castillos en el aire", aspiraciones temporales, inalcanzables, acentuadas por su inaccesibilidad debido a la manera cómo Zamora niega la entrada a los placeres ofrecidos por estas formas clausurándolas tras los cristales de las ventanas del Museo.
Ensayo
El acceso al museo es totalmente diferente a lo que he visto antes, te recibe una especie de muro giratorio que al dar la vuelta 90° permite la entrada y visualmente te obliga a pasar. El pasillo remata al fondo con un espacio enorme iluminado que de altura tiene ...no sé!, soy muy mala para las medidas!... tal vez unos 7mts . Mientras vas avanzando sientes cada vez más ganas de seguir la luz al fondo ....la luuuz....es imposible dejar de entrar, te sientes hipnotizado por el misterio y la curiosidad de lo que habrá al final del pasillo de hecho, así fue como entró una pareja sin saber que aquel lugar era un Museo.
La Señora venía cargando unas tres bolsas llenas de mandado, pues frente al Museo los sábados se pone un Mercado. El Señor en cambio no traía ninguna y a mi mente vino la canción de Cri Cri: la Patita. Al entrar ella sólo dijo: ahh! es como El Chopo inmediatamente él asintió con la cabeza pero no dijo nada. Salieron sin permanecer más de 2 minutos en la sala. Por lo menos un objetivo de la Arquitectura Emocional de Goeritz se había cumplido. La entrada con su muro giratorio, había seducido a aquellas personas atrayéndolas al interior del museo. Una vez dentro, el "encanto" se disuelve y oh sorpresa! te encuentras sin saber exactamente porqué estás ahí dentro ... ¿y entonces te preguntas...qué hago? ...bueno pues eso depende de tí y de tu disposición, como todo en esta vida. Aquella pareja por ejemplo, simplemente echó un vistazo y salió sin querer averiguar más.
Entonces ...ahí estaba yo, neceando y pelando como siempre. Sabía que por lo menos debía de haber cuatro propuestas artísticas expuestas y sólo veía dos. La que me interesaba (maldita ley de murphy!!) no estaba.
- Señoritaaa!! dónde están las demás obras!? En tono de escuincla haciendo berrinche, pregunté a la encargada de la sala,
- Esto es todo lo que hay. Poniendo cara de: no sé, ni me interesa.
- Pero en el mensaje de la entrada se habla de 4 obras!!!
- Cuatro? (aquella mujer ni siquiera sabía cuantas eran, Oh por Dios!!)
- Siiiii cuatroo!!
- Mmm, no pues, esto es todo lo que hay. - Ahora además de la cara de cero interés, ya tenia actitud de "me vale madre".
- Y la escultura de la Serpiente de madera??
- Ahh, la serpiente...mmm...ya no está.
- sí, pero donde está??? - había que sacarle las palabras con tirabuzón!
- pues, creo que se la llevaron a Ciudad Universitaria.
En ese momento sonó a lo lejos un teléfono de esos de chicharra de los años 60 y la madame, aletargada y floja parecía no querer oir.
...está sonando el teléfono! - dije en tono de: ¿qué no piensa ir a contestar? –
Ella no emitió sonido, ni hizo ningún gesto, al parecer su rostro era inmutable, obvio a nadie le gusta que le digan que hacer. Dejó que el teléfono siguiera sonando, la miré esperando que hiciera o dijera algo pero no sucedió así que dije "gracias" me dí la vuelta y la encargada hizo mutis. El teléfono siguió sonando un rato antes de que la Señorita se dignara a contestarlo, supongo que no quiso versé como que estaba obedeciendo "órdenes" de la berrinchuda.
Caminé hasta ponerme frente a la ventana corrediza de era de piso a techo, enorme, imponente y ...cerrada. Ello cumplía con el propósito del Artista. La luz bañaba todo el interior de la sala principal del museo que estaba totalmente vacía, como bien lo dice la explicación de la muestra. Claro, momentos antes como siempre, tuve que leer por lo menos un par de veces la introducción a la obra expuesta, ya que mi intelecto bastante corrompido suele interpretar las cosas érroneamente o de plano a veces ni entiende. Una vez que entendí el texto, con suficiente info en la cabeza (la explicación como pueden ver es for dummies) me dispuse a sentir lo que el artista (ó como diria Goeritz: Hartista) quería hacernos experimentar a través de su obra.
De repente el silencio y mi concentración se vieron interrumpidos, dos mujeres entraron a la sala acompañadas de una niña que venía jugando haciendo alboroto, la encargada para entonces ya había regresado de contestar el teléfono. Caminaron presurosas hacia la gran ventana quedándose paradas frente a ella pues se percataron que no podían pasar por ningún lado. Comenzaron a voltearse a ver la una a la otra extrañadas. Aunque no se animaban a decir nada, era obvio que no entendían porque había tantos inflables de juegos en el patio sí no se podía pasar a ellos, finalmente una de ellas le dijo a la encargada: la niña vió desde a fuera los juegos... (la parte superior de éstos rebasaba la barda que divide: el patio interior del museo de la calle, así que la gente que iba pasando podía verlos desde fuera pues muchos de ellos sobresalían). ...Pensábamos que había una fiesta - insistió la mujer. No se habían dado cuenta de que aquello era un museo. La encargada sólo dijo un simple: ahmm. La niña por su parte, moría de ganas por cruzar esa barrera. Oiga,...y no podemos salir a verlos? - Preguntaron a la encargada, quien casi bufó: no, no se puede pasar!. Las mujeres y la niña se quedaron ahí sin decir nada durante un momento, viendo los inflables sin entender qué pasaba ni el porqué del encierro de éstos, casi podía verles un gran signo de interrogación sobre sus cabezas como en las caricaturas. Dieron media vuelta y se marcharon sin hacer más preguntas. La encargada tampoco quiso hacer aclaraciones y me temo que ella tampoco sabía que hacían esas formas plásticas en el patio.
Después de aquello, volví a mi reflexión. Caminé unos pasos hacia atrás alejándome de la ventana para tener otro panorama, respiré profunda y lentamente mientras observaba los inflables, sus colores, sus formas...estaban casi encimados uno contra el otro, eran bastantes. Así permanecí un largo rato, de repente mi reacción innata fue la de salir, atravesar esa ventana a como diera a lugar (y con esta patología que tengo de hacer exactamente lo contrario de lo que me dicen) empecé a estudiar cómo abrir la ventana pero, rayos! había una madera que bloqueaba la salida, además olvidaba a la encargada maravilla que por ahi debía de andar, así que regrese entonces nuevamente a tratar de averiguar qué era lo que me podían hacer sentir aquellos castillos inalcanzables. En ese momento, a mí mente vinieron tantas imágenes de lo que es hoy mi País, un lugar donde hoy por hoy me da más miedo encontrarme una patrulla, que encontrarme a un ladrón. Un lugar donde por casi 15 años día tras día han asesinado libre e impunemente a miles de mujeres, y lo siguen haciendo. Ese Chihuahua donde la violencia y la desazón es tal, que se puede matar a una Mujer en plena explanada del Palacio Municipal, a una Madre que lo único que hacía era pedir justicia para el crimen cometido contra su hija. Un País donde los narcos utilizan a los niños para desarrollar sicarios. Un México donde la noticia que sirve para manipular el interés de la gente es la de un cantante que tuvo sexo con una "menor", mientras al mismo tiempo asesinaban a cuatro Jefas de Policía en ese mismo Estado del que hablo: Chihuahua. Aquí en México la vida política es una caricatura, Los Gobernantes de un Estado viven en otro país, no se divorcian, asesinan a sus esposas (no sea que se les ocurra abrir la boca) para casarse con Mujeres que ayudan a su ranking político. Eso sí!, hace unos días les dió por querer callar la voz de una Periodista que simplemente tiene huevos para decir lo que cree y lo que piensa. Un País donde la TV abierta es la única que cumple a la perfección su objetivo de inconscientizar lentamente a la gente hasta un estado casi catatónico...Un País donde de la nada, aparecen albercas públicas, nos dan un poco de fútbol, nos suben la gasolina y nos dan un Kalimba 'pa entretenernos...puros castillos inflables.
"..La patita con canasta y con rebozo de bolita
se ha enojado por lo caro que está todo en el mercado
Como no tiene para comprar, se pasa el día en regatear.
Sus patitos van creciendo y no tienen zapatitos
Y su esposo es un pato sin vergüenza y perezoso
Que no da nada para comer .
Y la patita qué va hacer?
cuando le pidan, contestará: Coman mosquitos cuara,cua,cua..."
cuando le pidan, contestará: Coman mosquitos cuara,cua,cua..."
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